Max Bahnson, el hombre que lo sabe todo de la cerveza checa, vuelve a las andadas. Hoy mismo ha actualizado su blog, en el que se prodiga cada vez menos. Explica otro gran día a recorriendo hospodas y catando cervezas…
Habían pasado años desde la última vez que estuve en Berounský Medvěd y fue reconfortante ver que prácticamente nada había cambiado (quizás sufro lo que Borges, en El Aleph, dice: una vez cumplidos los cuarenta años, todo cambio es un símbolo detestable del pasaje del tiempo). Los carros blindados seguían ahí, y el complejo en su totalidad seguía pareciendo como si Freddy Krueger estuviese acechando en un rincón oscuro. Pude también echarle un vistazo al equipo de cocción [de cerveza] alimentado a madera y hecho de chatarra. En mi anterior visita, recuerdo, lo estaban alimentando con marcos de ventanas viejas, hoy estaban usando pallets rotos.